martes, 1 de marzo de 2011

Adiós Curtido

En este martes gris y neblinoso en el último confín del continente me rehúso a volver a hacer la maleta para alzar el vuelo. Vuelvo a la arena de la playa y al pastel de choclo. Vuelvo a volar a casa, ¿a casa? a donde pueda descansar los huesos antes de volver a marchar hacia la muerte, hacia la vida que se agota día a día en las cenizas del cigarro y en el cuerpo que se va muriendo. Regreso a vibrar con el rasgueo de mi padre en la guitarra, a  mi madre emocionada hasta las lágrimas, a mi hermana, a ti, a tu torso desnudo bajo las sábanas, a tu piel, a tu risa, a la expresión ufana cuando sabes que tienes la razón, a recibir las críticas por no ver a mi hijo, que crece más allá de mi imaginación, donde mi mirada no lo alcanza. No se como alcanzarlo, aunque parezca tan fácil.
 Regreso y dejo atrás las calles curtidas por la lluvia, a los árboles doblados por el viento, que se mutilan a si mismos para brindar algo de leña, dejo atrás el cordero al palo con papitas doradas, atrás el Toore lleno hasta las cachas, con la misma música de siempre pero con cerveza fría. Me voy de la usura de la yerba a 3 pitos por 10 lucas. vuelvo al olor a petroleo de las calles repletas de micros, vuelvo al Chile pobre, vuelvo a la delincuencia y a la basura, atrás queda la capacidad de comprar lo que quieras de la gente de natales, que vive una realidad paralela, con comodidades pero con un crudo invierno.
          Vuelvo a almorzar prietas con papas cocidas en el Chiloé, a carretear en la subida ecuador, con cada vez más flaytes en las calles, regresa la época de lanzar curriculum al viento, tratando de conseguir algún trabajo. ¿Será siempre así mi vida? por lo menos se que cada día se más cosas, la mayoría inútiles, pero cosas al fin.
Ahora la vida da vuelta en U, que pasará mañana.