martes, 30 de octubre de 2012

Por favor comprenda

Llevo catorce años trabajando en la misma empresa, en el mismo puesto de trabajo, con casi el mismo sueldo, no me estoy quejando pero quiero que me entienda.
          Mi papá también trabajó en la empresa y empezó cuando solo arrendaban un galponcito en recoleta, yo entré cuando se trasladaban a su terreno en el barrio industrial, ahora tienen un complejo de sesenta mil metros cuadrados, con sucursales en tres regiones, con más de doscientos camiones y cuatro mil empleados y sigo trabajando en el mismo puesto y con el mismo salario que hace catorce años. Mi papá murió a poco de jubilar y con sus ahorros nos alcanzó justito pa enterrarlo, yo heredé la casa que el arrendaba y sigo pagando arriendo, pido fiado donde la vecina que tiene el almacén del barrio, tengo cuatro hijos que alimentar y casi no alcanza, salvo por los mágicos esfuerzos de mi señora, una mujer abnegada y trabajadora que perdona incluso los golpes que alguna que otra vez le doy cuando el trago y la frustración arquean mis espaldas. El mayor de los cuatro chiquillos tiene catorce y anda fumando pasta, a pesar de que le saqué la cresta a correazos, pero las malas juntas pudieron más que los consejos.
          Repito amigo, no me estoy quejando, solo quiero que me entienda, usted se va a viajar cada verano a un país distinto y al menor de los míos aun no he podido llevarlo siquiera a la playa.
¡Escúcheme¡, atención, aquí, míreme a mi. Silencio.
          Su hija tiene 17 y maneja un hermoso autito  y los míos juegan a la pelota con los zapatos del colegio.
          Su mujer va al gimnasio y la mía lava ropa ajena para llenar la olla cuando usted se atrasa en pagar los sueldos, mientras  come en restoranes y yo lleno la guata con pan la última semana del mes.
          Quizás usted me llame un resentido, pero solo explico las cosas como son.
          A los 55  va a estar jubilándose y yo todavía trabajando. A los 65  se va a ir a un crucero y jugará golf mientras que a mi los huesos no me van a dar para levantarme por lo gastado que a los treinta y dos  ya tengo el cuerpo.
           El miércoles pasado, día veintisiete de julio le pedí que me diera un adelanto de veinte luquitas para un remedio pa mi mujer y me dijo que no tenía plata, ahora esta internada en la posta central conectada a un ventilador, por tanto pasar frío en este crudo invierno que recién comienza.
           Me entiende ahora cuando le clavo este cuchillo en la guata viejo miserable, viejo de mierda, sanguijuela, chupasangre, explotador.
           Decídase y muérase de una buena vez para que deje de gemir como los maricones, antes de que me ensañe y en vez de cobrarle una puñalada por año le cobre una por día trabajado en su puta empresa de mierda.
           Mire como le saco las tripas llenas de comida rica, maldito explotador... Esto que ve aquí saliendo son sus intestinos, su sangre es roja como la mía, pero son azules sus tripas, le duele...¡QUE TE DUELA VIEJO DESGRACIADO¡. Como a mi me duele la rodilla cada noche después del accidente que me tuvo en cama cuatro meses en el dos mil cuatro, cuando me pagó solo la mitad del sueldo en esos cuatro putos meses, obligándome con ello a ir a trabajar con dolor, cojeando a su maldita faena. Le duele señor, zi zeñor, zi zi zi jefezin, así le gusta que le hablen, maldito mal nacido.
          Deje de mirarme así, con esa cara de susto, si no puede hacer nada, enfrente su destino como un hombre, o sabe que mejor míreme tomar su vida, míreme destrozarle los deditos con los que agarra el palo de golf, míreme y agradezca que no fui a cobrar con su familia, que sigo siendo yo un hombre decente. Míreme, ¡MÍRAME¡.
          Al otro día, cuando la labor comenzaba encontraron a Juan aun con el arma aferrada y dando puñaladas al frío cadáver de su jefe, tenía los ojos en blanco y sentado a horcajadas sobre sus piernas continuaba haciéndole hoyos en el cuerpo, cobrándose venganza, sin sentir, sin saber, sin hacer caso a nadie, hasta que después de quince minutos en que sus inmóviles compañeros no pudieron interferir ni dejar de mirar la escena, en un profundo estado de catarsis apareció una patrulla y luego de mil gritos tuvo que ser abatido por las balas de la policía.

lunes, 29 de octubre de 2012

Los Hippies de Horcón

  Desenrollando mi historia hasta mis primeros años hay imágenes que vuelven a mi memoria, hay recuerdos de diversa calaña que regresan a mi mente, horcón es serpiente de mar y quimera, sus colores pueblan mis sueños, sus habitantes son música de antaño.
   Recuerdo el calor del sol sobre la piel desnuda, con solo un short para cubrir la vergüenza y corriendo a pata pelá por la playa, entre los botes, con los pescadores ayudando a gigantescos caballos a tirar a la arena los pesados botes repletos de pescado, con los hippies bajando en tropel, con la Caprice como  guía, con flores en el pelo, con el Mario Pregnan haciendo Tai Chi en la playa, con las mujeres jugando Volleyball y los hombres  fútbol en la tira larga, los niños pintábamos y eramos todos amigos, la babilonia era regia y paseaba con una canasta con flores vendiendo unos discos que le regalara alguno de sus pololos, o una guitarra o chaqueta que realmente dudo que le regalaran.
    Los artesanos bajaban vestidos con túnicas y colores y se instalaban sobre precarios puestos de madera y cañitas a la orilla de la playa, frente a los restoranes que vendían los productos recolectados desde el mar o los roqueríos llenos de vida desde donde todos íbamos a mariscar. Jugábamos todo el día, los hippies vendían sus productos y todos vivíamos bastante bien.
     El tiempo ha pasado y ya no es como antes. Los pescadores tienen suerte si consiguen dos docenas de escuálidos peces, los artesanos tienen que vender a precio de huevo por cada vez más imitaciones baratas de los chinos, la tira larga ya no es la villa de los artesanos, solo quedan ahí la Cecilia, La Vicky y el Carlos Mora.
     Ya no se puede ir a mariscar porque el arsénico contamina los productos marinos, los traficantes de pasta base destruyen a los niños y las poblaciones que se construyen parecen horribles campamentos.
      Recuerdo los tiempos en que era maravilloso vivir aquí, en que todos convivíamos con armonía, en que el futuro no importaba, porque estábamos en el mismo barco. Recuerdo la amistad en invierno en que nunca faltaba para una fiesta, recuerdo los personajes que se fueron hacia la memoria, el Tiburcio, La Marcela, el Mario Pregnan Padre, recuerdo los que partieron, como la chica Mari, como el Pierre, tantos y tantos que se me pierden los nombres, tantos los que quedaron en Horcón pero están separados, tantos recuerdos para estar juntos.
      El paso del tiempo fue para los hippies el fin del mundo.

viernes, 26 de octubre de 2012

La más bella

          No me acuerdo ya como se llamaba, solo que estaba buenísima. Venía los jueves al bar y siempre era despampanante, cambiaba con regularidad siniestra su peinado, su manera de vestir y su maquillaje.
Aceptaba tragos de regalo, bailaba con todos y con ninguno, siempre llegaba sola cuando la fiesta estaba en su mejor momento y siempre se iba sola, antes de que apagáramos la música y cerráramos el bar. Nunca se le pasaron las copas, y si así fue nunca pudimos notarlo.
         La miraba como casi todos los del bar, si hubiera estado de cliente también hubiera intentado ligarla, pero trabajaba dentro de la barra y nunca hubo más contacto entre nosotros que una ocasional  broma loca.
          Bailaba sola y conseguía un trago, luego mandaba a volar al pretendiente, era tan hermosa que nadie se daba cuenta del abuso, es más, los incautos agradecían su sonrisa al recibir el vaso.
          En la mitad de la noche llegó hacia mi pidiendo un trago, no la había visto, pero todos esperábamos su llegada y yo mirándola le pregunté quien lo pagaría, ella haciéndose la ofendida dijo- Tu poh-, pero serio  me negué diciendo que no era  uno de sus lacayos y le di un vaso de agua diciendo- Toma, te hará bien- Ella me miró despectiva abriendo sus azules ojos como cuentas y se fue sin probar el agua y levantando la nariz.  Me sonreí un poco y seguí haciendo mi trabajo, afortunadamente el bar estaba lleno y no pude quitar mi vista de la coctelera ni del destapador.
          Las tres y media trajeron la luz y el silencio musical, entorpecido por quienes conversaban estridentes en ese cotidiano diálogo de sordos de los últimos minutos de un bar. Ya había olvidado  su presencia y nuestro episodio cuando  por fin apareció, estaba hermosa en ese vestido gris sin espalda, su pelo negro enmarcando su hermoso rostro, segura se acercó a la barra y me gruñó - toma- acerqué mi mano a la suya y me pasó un papel, luego salió sin mirar atrás, sin ninguna expresión.
          Mi sorprendido compañero me miró extrañado y se acercó a ver, mientras desdoblaba el trozo de papel escrito con lápiz de ojos que simplemente rezaba- Te espero en el auto-.
          Que mierda- Pensé mientras mi colega miraba sorprendido y me gritaba que fuera, que el limpiaba y mañana me tocaba a mi. Me puse la chaqueta, fui al dispensador de preservativos y compré cuatro, luego me mojé el pelo, me miré al espejo y fui hacia la puerta. Sobre la barra me tenía mi colega un vasito de Jack Daniel´s que engullí para darme valor y partí. Afuera ya no quedaba nadie, pero a media cuadra desde un Ford Ka plateado me hicieron cambio de luces.
          Me abrió la puerta prendiendo un caño.
          Me senté en el asiento del copiloto mientras me pasaba el oloroso cigarrillo verde. fumé una calada y mientras mantenía el humo se lanzó sobre mi cuello. Me besó rauda y yo medio ahogado intenté responder. Hervía su piel bajo ese vestido y yo hervía incluso sobre mi ropa. Cuando logré re armarme y tornar la defensa en ataque se apartó y giró la llave, mirándome con la más extraordinaria sonrisa que viera en mi vida.
          El acelerador fue pisado con violencia y nos disparamos hacia la avenida. Los bares se vaciaban y la gente como zombie buscaban el camino hasta su presa de sangre alcohólica en alguno de los after que yo también había frecuentado. Prendió la radio y puso música. TNT de ACDC, una de mis canciones favoritas.
         Después de dos cuadras frenó al acercarse a un semáforo en rojo. Detuvo el vehículo y se lanzó a mis brazos, buscando en mi pantalón su regalo, yo la imité bajo el vestido, arrastrándola hacia mi.    Mordiéndome la oreja  dio un gemidito casi inaudible, pero que me elevó y me hizo perder los estribos, bajando su escote y lamiendo sus senos, ella después de un instante me empujó y apretó el acelerador a fondo sin esperar el verde.
          Duro y frío asfalto son ahora sus dedos, mientras sus besos me perforan las articulaciones. hierve mi cuerpo pero raudo se hace frío. Los cristales esparcidos son diamantes sobre el concreto.
          Sangro y se que he partido mis huesos, ella aún está en el retorcido auto que se hace uno con el bus que no nos vio. Las sirenas se acercan y la gente grita.
         Ella aun está inmóvil dentro del auto.

Cotidiano

           Hoy recordé. Hoy viví. Hoy volví a soñar con un mañana, hoy le sonreí a una desconocida que posó sus ojos en mi. Hoy hablé con gente nueva, vi caras nuevas. Compartí con amigos de otros tiempos y recordé que existen, hoy comí chorrillana contando chistes machistas, hoy tomé café colombiano con tabaco rubio enrollado por las mágicas manos de Chantal. Hoy recorrí Valparaíso con Back in Black en mis oídos. Hoy viví.
           La ciudad cambia tanto con los días y las noches en fuga, con calor o frío, con o sin dinero, con o sin futuro, con o sin deber o rumbo.
          Las costras de mis heridas escocen y al retirarlas la sangre mana a borbotones. La costa se traga los barcos.
          La gente se junta en la plazoleta mientras el frío arranca volutas de blanco vapor de sus doloridas bocas, con el tatuado carmesí de un labial barato tiñendo los dientes de las ancianas y un vagabundo que se mira las palmas de las manos, como preguntándose que fue lo que salió mal, porque no pudo construir su vida con esas manos.
          La gente pasa sin tomarlo en cuenta, lo esquivan, pensando que quizás les pedirá dinero o está loco y hará algo estúpido, la gente en la ciudad nunca se permite hacer algo estúpido, solo hacen lo esperado, caminan por la izquierda para que los que van en contra pasen por la derecha, compran en las mismas tiendas en los mismos días, celebrando fiestas que realmente no comprenden mientras un vagabundo sentado sobre la cuneta se mira las sucias manos, esperando morir solamente para dar a parar a la fosa común, ojala acompañado de sus perros, sabiendo sin embargo que no tendrá siquiera ese retorcido placer final, pues estos  irán a parar seguramente a un basurero o morirán atropellados y quedarán por semanas pegados al asfalto.
           La ciudad cambia tanto de una persona a otra, uno pasa raudo en su lujoso auto, mientras un hambriento vagabundo engulle con los ojos las galletitas y sándwiches de los oficinistas que toman lindos cortados tras las vidrieras de un café. Los escolares rallan sus mochilas con corrector y pegan chapitas de colores, las señoras antiguas con sus bolsas de compras caminan con temor y sin paciencia, los taxistas engullen el asfalto para conseguir un pasajero y los trolleys se echan a dormir en las principales arterias cuando les da la gana.
            La ciudad se tiñe de noche y sus habitantes se refugian tras las rejas de las ventanas, los que quedan caminan más a prisa y ocupan ya las sombras los seres de la noche, surge el comercio ilegal y la trampa, mientras un vagabundo se tapa con cartones y diarios en la hermosa puerta de un cerrado banco, cuidado por sus perros y adormecido por el vino, hasta que el sol salga y pueda volver a sentarse y por horas mirar las palmas de sus inútiles manos en alguna banca o cuneta, mientras devora las galletitas de los oficinistas que se toman su cortado tras el cristal, mientras los escolares en corro pasan con sus ralladas mochilas y mientras la vida continúa, intratable y terrible, arcaica y lasciva, permitiéndome por ahora seguir adelante.

Porteños

 Misteriosos, silenciosos, soñadores.
Temerosos de dios, callejeros, vividores de vidas ajenas, veedores del otro. Con la copa medio vacía, cariñosos en la ausencia. Indiferentes en el día a día.
 Amigos de carrete, alimentadores de perros vagos, fumadores compulsivos, mentirosos y piadosos, ateos e impíos.
  Monstruos en la ira, pacifistas en la paz, guerrilleros en la guerra. Castores que detienen ríos de micros con diques barricadas. Tamborileros de cuerpos pintarrajeados. Elevadores de volantines, compradores de objetos, comedores de chorrillanas.
  Galanes de la mujer del vecino.
    Deseosos de dinero, compradores de kino, ralladores de murallas, vendedores de latas, compradores de carne de caballo, productores de helados vendidos a cuerno, estudiosos y ebrios.
 Apolíticos, apolíneos y asquerosos.
  Milagrosos en la pena.
   Pobres diablos felices de no conocer su miseria.

jueves, 25 de octubre de 2012

Últimos quince minutos

           Las lagrimas se secan en mis mejillas y se humedecen de nuevo con la siguiente oleada. Mi garganta duele de tanto llanto, mi corazón se siente de concreto y mi boca amarga.
           Porque te fuiste.
          Miro mis manos que no sirven de nada, dañadas por los años de trabajo en la feria, acarreando sacos para darte en el gusto, partiéndome el lomo diariamente para comprar las burradas que me pedías, dándote lo que ni siquiera yo tenía.
          Eras mucho para mi, desde un principio. Yo no soy un hueón tonto ni mucho menos, si no fuera por mis orígenes ni porque debí cargar con mi familia desde los doce años hubiera podido terminar la U, hubiera podido titularme como los maricones de mis compañeros que vivían a costillas de sus papitos y solo se dedicaban a tomar cerveza mientras yo trabajaba y estudiaba, mientras me sacaba la cresta para poder comer y alimentar a mis tres hermanos, hasta que te conocí y me enloqueciste, me acompañaste, me amaste, me diste todo el amor que nunca alguien me dio, fuiste mía y yo te di mi vida, el embarazo fue para mi una bendición, para ti no.
          Dejé la universidad a la mitad para pagar tus estudios cuando tu familia te dio la espalda, me rompí el lomo para mantener a nuestra guagua, me rompí mis manos para darte todo, pero nunca fue suficiente.
          Ayer te titulaste y recibiste una oferta de tu papito para trabajar en su empresa, te llevaste al niño y me dejaste solo.
          Por primera vez en mi vida estoy tomando.
          Por primera vez en mi vida nada importa.
          Por primera vez en mi vida reniego de todo y subo a la silla que pintaste, mis lagrimas mojan de nuevo mi ardiente cara, mis manos tiemblan cuando me pongo la cuerda donde debería tener una corbata, cuando cierro el nudo y salto al vacío, huyendo de tus brazos, perdiendo la noción del tiempo.
         Como puedo ser tan cobarde.
Como puedes ser tan perra.
         Como es que trato de aferrarme a la cuerda en la que cuelgo para aferrarme así a la vida. Mi cuello arde, mis ojos se hinchan y la saliva moja mi mentón.
          Los enloquecidos latidos de mi corazón  resuenan en mis tímpanos mientras trato de subirme a la silla que esquiva mis esfuerzos.
          Respirar es imposible, ayúdame mamita.
          Que estoy haciendo.
Mis dedos se crispan, no puedo aferrar la cuerda. Mi cuello arde y mis piernas se mueven por si sola.
          Mi lengua abandona mi boca, pero el aire ya no existe. Mi cabeza arde.
          Perdónenme.
Perdónenme.
Perdóname.
Perdón.

      

FIN?

Que te cuente como llegué a vivir así?
          No lo creerás, pero te diré.
          Tenía solo unos años más que tu cuando comenzó la histeria. Todos los canales de televisión dedicaban algún rato al tema, se escribieron canciones, la gente comenzó a prepararse, se habló de un planeta que dejaría la escoba al acercar su órbita a la tierra, que el cinturón de fotones, que el apocalipsis zombie, que los mayas, que Nostradamus, que la cacha de la espada y la pata de la guagua.
          Yo no tenía muchos más años que tu, había conseguido abrirme paso en la maraña que es la vida y vivía bastante bien, pero ante la perspectiva del fin del mundo decidí vivir mi vida, era pésima la relación con mi mujer, mis hijos no me querían por mi puto mal genio. No sentía apego a nada, me di cuenta al estudiarme, así que me encalillé con los bancos, pedí montón de préstamos al mismo tiempo, había sido siempre un hombre intachable. Vendí mis negocios y la casa familiar sin que nadie se enterara, porque mandé a la bruja con los malcriados de vacaciones justo antes. Nunca sospecharon, lo hice tan bien que ni mis socios sospecharon hasta que fue demasiado tarde.
          Agarré toda la plata, la metí en un banco extranjero y me fui a viajar. Recorrí el mundo entre 2010 y 2012, caminé cada camino. Que caminé compadre, me di la gran vida. Los mejores lujos, las mejores putas, las mejores drogas, copetes, hoteles, en cada ciudad que visité. Planee todo para gastarme la plata y dar la vuelta al mundo antes de que este se acabara y siempre he sido bien calculador. El 21 de diciembre desperté con solo monedas y la peor resaca de mi vida. Me levanté y compré una bebida con lo que quedaba de mis ahorros, luego me senté en este mismo banco a esperar.
            Esperé y esperé, pero igual como el año 2000 o como tantos otros casos el mundo no se terminó, el día siguiente fue igual a  todos los putos días, aunque no para mi, ya que  con lo que debo no me dan trabajo en ninguna parte, además ya no puedo dejar de beber, por eso aquí me tiene, contando mi historia por unas monedas para poder tomar y comiendo lo que me den.
Por lo menos para mi el mundo terminó el 2012.

miércoles, 24 de octubre de 2012

SE RECIBEN ESCOMBROS

    Se parte en dos mi alma en esta fría noche de primavera patagónica.
                                                           Solo y demacrado estoy desierto.
  Ya no te tengo.
                        Ya nada soy.
                                           Ya no existo.
   Cruento  destierro de amor,
                                                    solo queda desconcierto en mi alma,
 dudas,
demonios desnudos
y el letargo de la última vigilia bajo sábanas de arriendo,
 sin conocer a los ocupantes de la casa.
                                                                                                                                                 Solos,
mirando nuestros cuerpos desnudos reflejados en el techo.
                                                Corriendo raudos al encuentro del final,
Desafiando a la muerte sin saber como.
         Muriendo en el último alocado beso en un terminal de buses,
Girando nuestros talones en sentidos opuestos.
                                          Deshaciendo la maraña de nudos que nos ató
y demostrándonos que podemos vivir separados.
                                                                             Ahora ya nada se.
                 Ahora ya   nada es seguro.



Miente y dime que estarás aquí mañana.
                              Yo mentiré y diré que seré por siempre tuyo.
Párteme el corazón, te pertenece.
                                                      Párteme el alma, no la necesito.
Voy al encuentro de mi muerte.
                                                                                                                                                 
                                                                                                        Voy sin ti.
                                     Mi pecho se agita al no tenerte.
Mi alma se parte en la ausencia.
                                                  Medito las palabras pero no las encuentro,
 no se como recuperarte.
                                       No se como vivir sin ti,
 no se que decir para tenerte.
                                           Pisotea mi corazón con el hielo de tu ira.
Vástago de diablos soy
                                                                          siempre lo supiste.
Podrido hasta los huesos soy
                                                                          solo a ti te quise.
    Te he amado como no creí que sería capaz,
                pero veo que nunca seré suficiente.
Te pertenezco aun ahora que te he perdido
                                                                   Te amo con rabia y con locura,
como el demonio que he venido a ser
                                                           como un ángel caído
como un depravado
                               como amo a la salvación que eres para mi
Como amo hasta tus días siniestros en que tiras todo por la borda.
                                                      Medito y tiemblo
No soy suficiente para ti
                                       y para mi tu eres demasiado



lunes, 22 de octubre de 2012

ajedréz


Un peón se levanta y mira el ejército que lo espera, el miedo se refleja en su rostro pero decidido no detiene la vanguardia. No puede decidir ni detenerse, no puede huir, solo matar o recibir su sentencia. Que cruel es sacrificarlo por el avance de las tropas, pero el decide seguir los designios de un rey que rodeado de sus más leales vasallos, que con sus certeros movimientos lo protegen.
   Quizás el peón no logre llegar a un jaque, pero sabe que la caballería lo acompaña y aunque sus compañeros van cayendo el rey está inmutable. La reina se levanta para defender con su espada el amor de su vida. Los alfiles lanzan sus flechas recorriendo de lado a lado el tablero, cercando al rey opresor que escapa por un pasadizo en la torre, pero su corcel cae preso y la historia se cierra, cayendo el reino como un castillo de naipes.
Jaque Mate.

Niña del viento


Cuando naciste flor de papel?
Cuando descubriste que eras mujer?
 cuando fue que el sonido de los silencios de una música existencial te llevó lejos llenando el vacío de un corazón sediento?
Cuando fue que te encontré, entre palabras escritas en papeles sin colores, como un día velado por un tiempo angustiado de razones que no le interesan a mi mente, que quiere conocer las voces que callan en canciones de sol y mar,  que cuentan historias de bañistas desnudos en una playa de espinas y caracolas diminutas, que no capturan el sonido de un mar suntuoso, que a lo lejos se evapora en volutas de humo que ahogan las aves marinas.
 Cuando fue que dejé de llamarte por tu nombre?
 Cuando fue que nos enamoramos?
  Cuando me abandonaste?

domingo, 21 de octubre de 2012

Contigo Pan y Cebolla

          Voltea y mírame fueron sus últimas palabras, junto con un rotundo-¡Me tienes harto¡-
Luego Jaló el gatillo y sonriendo disparó en el centro de mi pecho.
          Sangro y Caído siento el frío de la muerte, mientras rojos borbotones extirpan la vida desde la herida. Me cuesta respirar y al toser grandes coágulos escapan por mi boca provocándome un gran dolor.
          Ha escapado llorando, solo dejó tras de si el revolver que aún humea en el suelo de la alcoba. Ha sido la guinda de la amarga torta que fue nuestro largo matrimonio. Admito que no he sido un ejemplo de marido. Le fui infiel muchas veces, he sido irónico hasta el cansancio, la ridiculicé frente a mis amigos y varias veces le pegué.
           He culpado durante los últimos 16 años a mi mujer por mis fracasos y le he entregado mucho menos amor a ella que a mi trabajo, quizás algo tenga que ver con que a pesar de nuestros esfuerzos y terapias, a los gastos médicos y visitas a brujas y tarotistas no pudiéramos tener hijos, o que su madre se entrometiera con tanto ahínco entre nosotros. Lo único que se con certeza en este momento es que la atraparán.  Ha dejado muchas huellas.
           Mi visión se nubla a ratos, mis piernas no cooperan para levantar mi pesado cuerpo, pero a pesar de flotar ya en el rojo mar de mi sangre mi mente vuela.
           Se veía preciosa disparándome, bella como no la había visto desde hace mucho. Disparando y mirándome a los ojos, con esa sonrisa de película en blanco y negro, con su mejor vestido y recién pintada.
                   Lo tenía todo preparado.             Yo ni sabía que tenía un arma.
            Mi visión se nubla, intento voltearme y eructo una bola de sangre, pero lo logro. Mis piernas no responden, pero mis brazos se mantienen firmes.
                                                                            Siento tanto frío.
           Me arrastro hasta el revolver y lo encuentro aun caliente.
                                                                                                     Me cuesta atenazarlo entre mis doloridos dedos, resbala el metal contra mi sangre, pero aun conservo suficiente determinación.
          No debí tratarte así.
          Borbotones de sangre escapan de mi pecho.      Te veías tan fría.
                                                                                                         De donde sacaste la pistola.
          Me encuentro inclinado sobre el arma.     No debo perder la conciencia.
    Consigo arrodillarme y aprieto el gatillo con el arma en mi pecho que estalla al recibir el nuevo impacto,  partiendo al salir  mi espina y derrumbándome sobre el enrojecido piso.
          Caigo rendido.
                                Te fuiste.
                                             No se donde.
 La vida me deja.
                                                                      Me doy cuenta de que el segundo disparo casi no dolió, mientras mi visión se torna borrosa.
                                                        Donde te fuiste. Ya no tengo nada, solo la certeza de que merezco estar tendido aquí.
          Espero que la sangre y mis huellas borraran las tuyas y que con el segundo disparo crean que fue suicidio.                                     Mi visión se vuelve negra.
          Te veías tan linda disparándome, tan segura como cuando nos casamos.

viernes, 5 de octubre de 2012

Los caminos de la vida

         Cuando eres joven, mejor dicho niño el camino que se presenta tiene la particularidad de ser relativamente fácil de recorrer, la única responsabilidad generalmente es volver a  casa a tiempo para llenar el buche, ir a la escuela, bañarse con regularidad y hacer las tareas. Luego comenzamos a crecer, a relacionarnos, nos enamoramos y desenamoramos, nos equivocamos y nos volvemos a equivocar.
          Medito hoy, sentado con una taza de te english breackfast, costumbre adquirida por leer 50 shades of Grey, la entretenida historia de E.L. James, medito en lo que se pierde al crecer y aprender a ponerse serio, o en mi caso, relativamente serio.
          No he sido un gran hombre ni mucho menos, tengo veintinueve y pronto cambiaré de folio, pero me he dado cuenta de que también yo he cambiado, ya no preciso las cosas que necesitaba, ya no deseo la gloria, ya no sueño con un ferrari, como a los quince. Ya no quiero una vida alocada, solo quiero vivir mi vida con mis reglas, con la Mimí, contar una historia que la gente recuerde.
    Estos últimos meses  se han abierto de par en par para mi las puertas de un futuro como escritor. Se que no soy realmente bueno, pero mi explosiva imaginación que tantos dolores de cabeza me provoca equilibra un poco las cosas.
   Comenzaré, es decir, he comenzado mi carrera literaria, deseo poder contar una historia, poder decidir como decir las cosas que creo. Mi vida está partida por un hachazo, pero he podido seguir adelante con la pena que me acompañará siempre, el no haber sido un buen padre para mi hijo. No me avergüenza no estar con el, pues nadie comprende los sentimientos que hay en mi corazón y quienes juzgan lo hacen desde el punto de vista de su propia moral.
   Mi vida ha sido extraña. Mi mamá se casó con quien ha sido durante mi vida mi padre, el ha estado siempre acompañándome, a pesar de que a veces se olvide de como dar cariño,  como hacer sentir que está ahí, con su mal humor que he heredado por crianza y no por genes, el me ha entregado tanto,  desde el cuidarme cuando me he enfermado hasta las conversaciones cuando nos hemos tomado unos copetes en la casa. Siempre dispuesto a alegrar con su guitarra, la que toca notablemente bien. El también me heredó el gusto por el buen fútbol, por eso me gusta la U.
   Mi madre es una mujer oculta bajo una mortaja, llena de penas y secretos que se intuyen luego de conocerla, con esa manía de hacer todo por todos y nunca dejar un vaso servido. Increíble sus cuidados cuando eramos chicos con la Carla. Mi hermosa hermana que destaca por su desbordante personalidad.
Esto no es más que una declaración de principios, por eso la escribo.
   He crecido en una burbuja, Horcón fue un reino místico hasta que los hippies comenzaron a envejecer juntos y a conocerse demasiado, a sucumbir al mundo que cambió sin ellos, a criar y velar por sus familias, destruyendo los lazos que los anclaron a la caleta.
   Hoy me acerco a los Parra, porque son parte de  mi historia, como sea esto, de la forma que se dio, con mi Tata que antes de conocerlo se enfrenta contra un terrible cáncer de pulmón, con Lautaro, quien es mi padre biológico, pero nunca me ha preguntado como estoy, aunque no lo juzgo, pues yo con el Matías espero tener redención y creo que no somos tan diferentes. Con los tíos y primos que volaron al exilio y ahí se quedaron cuando volvió la democracia, o lo que se parece a una democracia. Con los demás que en Santiago han debido soportar la dureza de la vida y el desprecio de la parte fraccionada  de la familia que ha quedado más acomodada.
   Natales me abre las puertas ahora para entregar el amor por las letras, esta pasión por relatar una historia, estas ganas de pintar un mundo que habita en la memoria. Espero solo que la puerta quede abierta para los que vengan y se queden en esta patria que es Magallanes, en este reducto de la gente que quiere vivir su vida tranquila y sin la idiotez del progreso compulsivo.
   Esto que escribo no es más que una declaración de principios.
Soy Lautaro Parra Caballero y estoy vivo.

jueves, 27 de septiembre de 2012

Puerto Revuelto


Le va a poner más mostaza?-preguntó la señora del carrito de completos más popular de la bohemia porteña, mientras tres desgarbados estudiantes con cara de haber fumado la peor hierba y haber mezclado un coctel en su interior luchaban por disminuir el daño colateral del bombardeo de los completos contra sus horribles chalecos de lana. Estudiaban sociología en la UPLA y habían hecho fila en Bellavista para no comprar su sándwich donde El Compañero Yuri, pues consideraban que era un pequeño burgués disfrazado de revolucionario, que pagaba mal a la señora que trabajaba en su carro y que vendía a precio de oro una imagen comunista. Tenían razón. Era lindo ver el carrito rojo pintado con los motivos de la brigada Ramona Parra, pero la cara del personajillo junto a Lenin, Guevara o Stalin era una burla. Valparaíso se presenta de noche como una gigantesca mescolanza de personajes y perros, de bares y puestos de comida rápida, de hamburguesas de soya y anticuchos de cerdo. Es tan extraña la geografía del Puerto principal que el centro de la ciudad se transformó en tres largas calles en las cuales confluyen todos los habitantes, en el mismo punto hay miles de perspectivas de la vida, solo en los cerros la cosa cambia, pues ahí la naturaleza de la población se sectoriza y se cambian de canastas las manzanas, el hermoso cerro Concepción no tiene nada que ver con Barón o con Artillería, cada uno tiene su estilo definido, sus miles de escondites, sus únicos murales y casas abandonadas hace muchísimos años. Antes, cuando los días eran más largos y la vida iba más lento las familias pudientes habitaban estas casas, de altos techos y escaleras de mármol, ahora son la mayoría conventillos con piezas baratas para trabajadores de bares o estudiantes, pubs habitan las oficinas de las compañías navieras, clubes nocturnos son las enormes bodegas abandonadas luego de que el puerto perdiera su importancia al construirse el canal de Panamá. Valparaíso cambia constantemente su corte de cabello, pero tiene un alma establecida, es perfectamente reconocible entre la multitud de ciudades del mundo, es un refugio del fracaso, donde los pobres son todos, unos mejor vestidos, pero una ciudad pobre, aunque rica en cultura, en misticismo, diversidad y vida, las calles se tiñen de colores durante los carnavales, las plazas sectorizan la oferta, con teatro, música, marionetas, clubes de brisca y venta de sándwich de pernil con mayo, en la madrugada de la plaza Echaurren. Siempre es posible encontrarse con una cara conocida al detenerse un par de minutos en la vereda de Pedro Montt, mejor que mejor frente a Plaza O’higgins. Las protestas son otro cuento, pues la ciudad se manifiesta a favor de la gente, como diosa de la antigüedad, enviando con fiereza a los perros vagos que atacan a Carabineros, mientras la gente corre desaforada intentando escapar del zoológico de guanacos, zorrillos y tortugas Ninja. Los niños disfrutan las callecitas de los parques recorriéndolas en autitos a pedales, mientras los muchachos en uniforme de liceo cortejan a sus compañeras sobre el maltratado césped cubierto de manchas de barro y caca de perro. Valpo es un enigma entre ciudades, es un misterio su notable belleza, siendo una especie de Frankenstein de concreto y latón, donde se mezclan sin problemas el barroco, el granito y los pináculos, las casas construidas unas sobre otras con material de antiguos containers, los que abundaban en el puerto del 1900. También se mezclan con rallados ininteligibles y frases para el bronce, con garabatos, graffiti, esténcil, carteles y teles apagadas con mensajes en las pantallas, intervenciones, escaleras y más escaleras. Ralladas, coloreadas, con trozos de espejos, pinturas de gatos y uno que otro peculiar mural que muestra la inexistente consecuencia de la misma escala, con una realista perspectiva que espanta al pasar desprevenido de noche.

Corta Vida en Natales (lo que veo)


La tinta se calienta y emerge a borbotones, cual herida de espada, derramando su interior infesto de letras vanas. Hablar de Natales es hablar del viento azotando los cristales y encorvando los árboles, desgarrando la superficie límpida del agua. Hablar de Natales es abrigarse hasta las orejas para aguantar el frío y mojarse en la pileta para capear el calor de febrero. Natales aparece en sueños ofreciendo su toque al que quiera alcanzarla, perla de hielo. Su historia es la de un aguacero. Llegué un Jueves hace algunos años, el viaje desde Punta Arenas es una máquina del tiempo, siempre igual, latente, solo. Pero cuando atraviesas la sierra y se comienza a agigantar Dorotea el mar corta el paisaje, la nieve en los cerros, las casitas todas del mismo tamaño, el Navimag trayendo turistas y los radiotaxis por todos lados. Natales sorprende, el primer impacto es llamarlo pueblito, por sus muchas calles aun sin pavimento, pero luego te das cuenta de que tiene todo o casi todo. Hay suficientes bancos como para ahorrar o deber, suficientes tiendas como para comprar o encalillarse y suficientes bares para olvidar. La gente de Natales no se parece al resto de los habitantes de Chile. No hay por lo general maldad en su mirada, salvo algunos demonios son todos buena gente y tienen un estilo particular de hablar y vivir. Van de paseo el domingo al supermercado, cual mall del norte. Dejan sus bicicletas en la calle sin cadena y nadie las roba, bailan chamamé y usan boinas a lo gaucho. Son secos pa tirar piedras y pa las jineteadas en Castillo. Se dan el tiempo para vivir, aunque la vida diga lo contrario. Pensé en escribir un cuento, pero La ciudad Pionera debe ir primero. Se equilibra este lugar en las personas, en el habitante singular y querido, como Ministro con dos copas de más entrando a los gringos al Ruperto. Extrañamente desde que dejó de trabajar ahí que al Ruperto entra poca gente. Personajes como Moroco, contando historias de OVNIS camino a Castillo y los Backstreet’s Boys sentados en corro posando para la foto. Natales tiene un tiempo aparte, lo primero que sucede al que llega a este lugar es olvidar los días de la semana, olvidar la fecha, vivir todos los días de la misma forma, no saber la hora, porque con el ralo sol de invierno todo el día son las seis de la tarde y en el intenso verano la noche casi no existe. Llegue un jueves buscando un rincón para escribir sin interrupciones y donde poder trabajar para vivir. Llegue con mi mochila repleta de ropa y no de sueños, esos hace tiempo que no me acompañan, llegué esperando nada, solo tranquilidad y algún escaso tipo de estabilidad. Llegué solo, a pesar que recibí ayuda en un principio. La amorosa ayuda de la Belén y la no amorosa ayuda de la otra. Comí calafate y me quedé en Natales. Vi el amanecer en Villa Cariño y comí asado en laguna Sofía. Subí a Dorotea a lomo de caballo, navegué por los glaciares y fui al parque con la que amo. Tantos recuerdos que el tiempo no permite recordar. Comí calafate y me quedé, como tantos otros, pues Natales es un pueblo de inmigrantes. Todos los que aquí vivimos encontramos una razón para quedarnos. La estufa magallánica arde alegre, la casa es un infierno y solo atinamos a abrir una ventana. La tinta hierve y escapa a borbotones, esparciendo sus palabras sobre el blanco suelo de papel. Las letras se juntan en palabras para hablar de Natales, pero solo se puede decir lo que se siente, no hay aquí corazas ni payasadas, solo el viento, solo el largo atardecer en que el sol no quiere abandonar el cielo, solo el coro de aves marinas que posan para la foto en la larga costanera. Solo tu lejano recuerdo. Tu perdido rostro, tu mano que no está. Debí llevarte a Dorotea a comer calafate.

lunes, 30 de abril de 2012

3Dice app-data

Cuando por fin el ser humano comprendió que podía mezclar su mundo con realidades virtuales creadas mediante sistemas de información hizo su aparición en el mercado el 3Dice, un híbrido entre teléfono, laptop y reproductor multimedia, almacenado en un microchip insertado de forma sub-cutánea bajo la piel del dedo índice izquierdo, este microchip se activa a la mención del usuario de la palabra 3Dice, apareciendo de forma holográfica sobre la palma de la mano, con la presentación de un dado metálico del tamaño de una pelota de tenis. La tecnología de 3Dice almacena información del usuario en un disco duro virtual, pudiendo desprender imágenes en tamaño real en videoconferencia, reproducir vídeos 3D, dar una experiencia de juego completamente en primera persona en sólidos MMORPG´s, como "Tales of Camelot", en una experiencia que recrea una mágica edad media o en "SpaceObserver", que permite realizar las misiones de la central internacional espacial como parte de la tripulación de la nave, en los 3 viajes humanos a Marte o la colonización de la luna. Una de las aplicaciones más queridas por los usuarios es "MistakeCorrector", una aplicación que mediante la lectura de impulsos cerebrales del usuario permite recrear eventos importantes de su vida, pudiendo volver a enfrentar momentos traumáticos, para así mediante una interfaz de variables reaccionar de forma más adecuada a la moral del usuario y dar una sensación de alivio por esas decisiones que no podemos cambiar, también se desprende de esta aplicación un uso más trivial y más social, el poder compartir recuerdos de lugares con otras personas mediante la recreación del pasado en primera persona. Si visitaste un lugar puedes volver ahí. Todo se almacena en el disco duro virtual, que recrea a pedido del usuario cualquier evento pasado, pudiendo volver con tu forma física actual a un lugar que conociste en tu niñez o a ese concierto que nunca olvidaste, o visitar a alguien que ya no está contigo, haciendo las alternativas de entretenimiento enormes. 3Dice también contiene una aplicación llamada "HealthProtector", que monitorea el sistema biológico de usuario y se relaciona con la base de datos médica, otorgando un estricto control de la salud de los usuarios, que con el complemento "Shield" reduce la tasa de crimen y muerte en cifras de sobre el 90 por ciento, pues "Shield" mide los niveles de adrenalina del usuario y graba imágenes de quienes se encuentren en las cercanías, haciendo imposible que sean cometidos delitos. 3Dice se vende en cualquier comercio y se instala con un leve pinchazo en el dedo,comparable a los arcaicos sistemas de medición de glicemia para los diabéticos, pues no es más grande que un grano de arena y se ancla de forma definitiva al usuario, como método de energía utiliza una batería que se carga con el calor del dedo, no necesitando más recursos para funcionar. Luego de su lanzamiento al mercado en 2018 se prevé que en 2030 estará presente en 3 de cada 4 usuarios en el planeta, debido a su mínimo margen de error, su nula necesidad de energía alterna y su bajo costo, ya que el dispositivo no puede valer más de 50 dolares, pero siendo un negocio multimillonario por las licencias de las millones de aplicaciones, siendo uno de los favoritos de los usuarios el "SportGate", una modalidad de PPV que permite visitar un juego deportivo desde el mismo coliseo, sin necesitar viajar y en tiempo real. El dispositivo 3Dice confiere a los usuarios la capacidad de manejar su entorno pudiendo superponer múltiples imágenes virtuales, tanto como sonidos, sensación de calor-frío, olores y más, contando con una cantidad gigantesca de visitas guiadas a sitios arqueológicos, monumentos naturales y centros de diversiones completamente en tercera dimensión, también a centros comerciales y casinos online, permitiendo que en el mundo devastado por  las tormentas solares el consumo pueda continuar en los bunquers en que residen los sobrevivientes.