lunes, 29 de octubre de 2012

Los Hippies de Horcón

  Desenrollando mi historia hasta mis primeros años hay imágenes que vuelven a mi memoria, hay recuerdos de diversa calaña que regresan a mi mente, horcón es serpiente de mar y quimera, sus colores pueblan mis sueños, sus habitantes son música de antaño.
   Recuerdo el calor del sol sobre la piel desnuda, con solo un short para cubrir la vergüenza y corriendo a pata pelá por la playa, entre los botes, con los pescadores ayudando a gigantescos caballos a tirar a la arena los pesados botes repletos de pescado, con los hippies bajando en tropel, con la Caprice como  guía, con flores en el pelo, con el Mario Pregnan haciendo Tai Chi en la playa, con las mujeres jugando Volleyball y los hombres  fútbol en la tira larga, los niños pintábamos y eramos todos amigos, la babilonia era regia y paseaba con una canasta con flores vendiendo unos discos que le regalara alguno de sus pololos, o una guitarra o chaqueta que realmente dudo que le regalaran.
    Los artesanos bajaban vestidos con túnicas y colores y se instalaban sobre precarios puestos de madera y cañitas a la orilla de la playa, frente a los restoranes que vendían los productos recolectados desde el mar o los roqueríos llenos de vida desde donde todos íbamos a mariscar. Jugábamos todo el día, los hippies vendían sus productos y todos vivíamos bastante bien.
     El tiempo ha pasado y ya no es como antes. Los pescadores tienen suerte si consiguen dos docenas de escuálidos peces, los artesanos tienen que vender a precio de huevo por cada vez más imitaciones baratas de los chinos, la tira larga ya no es la villa de los artesanos, solo quedan ahí la Cecilia, La Vicky y el Carlos Mora.
     Ya no se puede ir a mariscar porque el arsénico contamina los productos marinos, los traficantes de pasta base destruyen a los niños y las poblaciones que se construyen parecen horribles campamentos.
      Recuerdo los tiempos en que era maravilloso vivir aquí, en que todos convivíamos con armonía, en que el futuro no importaba, porque estábamos en el mismo barco. Recuerdo la amistad en invierno en que nunca faltaba para una fiesta, recuerdo los personajes que se fueron hacia la memoria, el Tiburcio, La Marcela, el Mario Pregnan Padre, recuerdo los que partieron, como la chica Mari, como el Pierre, tantos y tantos que se me pierden los nombres, tantos los que quedaron en Horcón pero están separados, tantos recuerdos para estar juntos.
      El paso del tiempo fue para los hippies el fin del mundo.

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